Roma y la expansión geográfica de la escritura

  • CONSOLIDACIÓN Y DIFUSIÓN DEL ABECEDARIO LATINO

Entre los siglos X y VI a.C. se pusieron las bases de un universo comunicativo que sigue vigente hoy día. Comienzan a estructurarse rutas comerciales y comunicativas a lo largo y ancho de Europa. Después de la Grecia clásica una amplia franja del mundo es ya un espacio bien comunicado lo que explica la celeridad con la que Roma impuso su modelo cultural.

Hígado de Piacenza (Italia) realizado en bronce y con inscripciones etruscas.

Los romanos aprovecharon una aportación previa, la de la civilización etrusca. Los etruscos dominaron el centro de la península itálica durante la primera mitad del I milenio a.C. Sus orígenes son desconocidos y hay diversas teorías sobre ellos. Se conservan más de 10.000 inscripciones etruscas, escritas en un alfabeto de origen griego pero a día de hoy la lengua etrusca no ha sido descifrada y estas inscripciones permanecen ilegibles. Se piensa que a través del contacto con los griegos adoptaron el uso del alfabeto.

El nacimiento del alfabeto latino no puede remontarse más allá de la primera mitad del siglo VII a.C., los testimonios más antiguos escritos en alfabeto latino son una fíbula o hebilla datado en torno al año 600 a.C. Desde entonces hasta ahora las variaciones en la estructura del alfabeto latino han sido mínimas. Con el tiempo fueron apareciendo nuevas letras que iban adoptándose alfabeto griego. El abecedario latino es, en la actualidad, el sistema de escritura más extendido de los cinco continentes.

  • INFORMACIÓN Y PROPAGANDA EN LA CONSTRUCCIÓN DEL IMPERIO ROMANO

Prácticamente todo el mundo conocido llegó a formar parte del Imperio Romano, establecido en el siglo I. Los romanos aprendieron de los griegos a colonizar nuevos territorios enviando población desde la metrópoli pero, a diferencia de otras culturas, los romanos no tenían reparos en conceder la ciudadanía romana a más y más pueblos. Esta es la razón principal de la cohesión de un imperio tan extenso. De hecho hubo una propaganda exterior que difundió por medios muy diversos las ventajas del sistema romano.

El personaje histórico más consciente de la propaganda fue Julio César, el cual acompañó sus acciones militares de una importante campaña propagandística e hizo que sus esclavos escribientes aprendieran un sistema taquigráfico para acometer la sorprendente empresa de dejar un relato de sus gestas escrito al pie de batalla y en perfecta prosa.

La cohesión del territorio se ayudó también de un elemento de comunicación: la red viaria que comunicaba todo el imperio. Al final del imperio se había logrado una red de no menos de 300.000 kms y la eficacia comunicativa del sistema es evidente con dos anécdotas:

  1. César recorrió 1200kms en ocho días.
  2. Una carta de César a Cicerón desde Bretaña tardó 29 días.

El correo lo hicieron en un principio esclavos que corrían incansablemente por las vías pero Augusto introdujo posteriormente la caballería. Los romanos imitaron el sistema de correo persa y egipcio.

Calzada romana a través del Valle del Tiétar (Ávila, España).

Esta compleja red viaria surge con finalidad defensiva y ofensiva pero sin duda facilitó la comunicación, el comercio y tránsito de ideas. La misma infraestructura viaria sirvió para que circulase por ella abundante información oral y escrita. Roma inundó de papiros escritos en latín su vasto imperio. El latín echó raíces en la mayor parte de los territorios dominados, desplazando a las lenguas autóctonas. Del mismo modo, toda la amplia gama de grandes obras civiles se hicieron con un doble objetivo: pragmático y propagandístico.

  • COMUNICACIÓN OFICIAL / COMUNICACIÓN PARAOFICIAL

Los primeros siglos de la historia de Roma reproducen el modelo de comunicación social griego. La enseñanza de las primeras letras ya parece haber sido un beneficio universal en Roma a pesar de tener un carácter privado.

Tras Augusto, para cubrir de funcionarios su vasta red administrativa imperial, Roma necesitó de muchos funcionarios por lo que tuvo que promover las escuelas públicas de retórica. En la comunicación social romana, a diferencia del equilibrio de Grecia, prima la escritura sobre la oralidad.

Hubo dos modelos de información pública en Roma, el modelo oficial y el modelo paraoficial.

Modelo oficial: la mayor parte de los procedimientos empleados en Roma son el modelo oficial. Se usó en el ámbito de la administración, comenzando por los annales maximi en los que los pontífices realizaban anotaciones. Poco a poco se fueron añadiendo notas sobre actividades concretas de los pontífices o los acontecimientos ocurridos. Otro ejemplo que surgió con el tiempo fue el de los comentarii o libri, que eran memorias escritas por los políticos a su paso por las magistraturas.
Julio César ordenó por primera vez la publicación de actas, en concreto de las actas del Senado, en las que se recogían día a día los acontecimientos más señalados de la vida pública. Los ciudadanos romanos podían acceder a estas actas directamente, mediante tablones expuestos  en los muros del Palacio Imperial o del Foro. Se trataba de un modelo sutil de propaganda después de todo y era habitual utilizar para ello los muros.

Modelo paraoficial: el pueblo llano crea en Roma sus propios medios de comunicación, todavía muy rudimentarios, iniciándose así una nueva etapa en la historia de la comunicación. Todos los sistemas de comunicación que se dieron en las sociedades orientales y occidentales anteriores tienen la característica de estar controlados desde y para el poder, sin existir la opinión pública. En Roma ya se asiste a un atisbo del concepto gracias a la aparición de los primeros profesionales libres de la información. Se contaba, normalmente, a voces las novedades más escandalosas, un lejano precedente de la comunicación de masas o el amarillismo.

Graffiti romano encontrado en la casa de Pinarius Cerialis en Pompeya (Italia). En la inscripción se puede leer: «Marcellus Praenestinam amat et non curatur» / «Marcellus ama a Praenestina, pero ella no se preocupa por él».

Cabe mencionar también la aparición de otro medio de comunicación de popular: el graffiti, muy abundantes y prohibidos. Muchos de ellos eran anotaciones bromistas u obscenas. Así pues, Roma supone el punto inicial desde el que se explican la mayoría de los procesos comunicativos de la Historia occidental.

  • LA POLÍTICA CULTURAL ROMANA

Se ha insistido siempre que la cultura romana es, en líneas generales, una imitación de la griega. Los romanos constituyeron una sociedad elemental y agraria, no sintieron la necesidad de libros. Sus primeros textos escritos se refieren a temas como el Derecho y la Religión, llegando a mostrar un gran desinterés por la literatura.

La leve afición por las letras llegó a Roma a través de la influencia griega y a partir del siglo III a.C. Los militares romanos llevaron a Roma libros griegos como uno de los más preciados botines de guerra.

La verdadera producción literaria no comienza hasta el siglo I, cuando Roma ya es la ciudad populosa y rica que la Historia recuerda. A partir de entonces los romanos comenzaron a valorar las bibliotecas helenísticas. César intentó fundar una biblioteca pública similar a la de Alejandría pero no pudo culminar sus planes. En el año 39 a.C. Augusto fundó dos bibliotecas más en Roma y a partir de ahí la mayoría de emperadores comenzaron a fundar bibliotecas. La más importante fue sin duda la de Trajano, la Biblioteca Ulpia, fundada hacia el año 100 d.C.

La biblioteca romana contaba siempre con una sección latina y otra griega, ofreciendo la disponibilidad de préstamo domiciliario. Lo más frecuente, sin embargo, era leer y comentar los libros en el amplio pórtico. Hacia el siglo IV se constata la pérdida de interés por las bibliotecas: la mayoría cerró sus puertas antes de que el fin del Imperio fuera un hecho.

Creció también el interés por las bibliotecas privadas: el libro se convirtió, entre las personas adineradas, en una seña de identidad de la condición social. Llegó a ser de rigor que cada rico patricio poseyese una buena biblioteca personal, acondicionada en una lujosa instalación.

Algo importante en el panorama literario romano es la aparición de la censura editorial, normalmente dirigida contra libros de magia o adivinación, las obras culpables eran delito de lesa majestad (delito de orden público).

  • PRÁCTICAS DE LECTURA Y DESARROLLO EN LA INDUSTRIA DEL LIBRO

Durante algunos siglos, en Roma, la escritura y la lectura son prácticas privativas de sacerdotes y gentiles, además de estar estrechamente ligadas a la administración. A partir del siglo II a.C. y por influencia griega, entre las clases altas se extiende la lectura de libros de contenido literario, eso sí, de libros griegos. Estos libros se leían en la intimidad de confortables bibliotecas privadas y ya en época imperial se pone en relación con la educación y la aparición de la biblioteca pública.

La lectura siguió haciéndose, generalmente, en alta voz y para ciertos textos, como los poéticos, se realizaban performances.

El interés creciente por el libro provocó la aparición de un circuito comercial de la obra escrita en Roma. Este resulta similar al de Grecia. En ciertas zonas de la gran urbe se concentraban los artesanos y los libreros. El editor es al mismo tiempo librero y disponía de una tienda (taberna) donde vendía los libros editados por él mismo. La tienda servía además para celebrar tertulias en las que se hacían recitaciones de las novedades literarias. El librero-editor conseguía los ejemplares de la obra haciéndola editar por esclavos.

De una y otra causa, el origen griego de los copistas y la celeridad con la que trabajaban se deriva el hecho de que las copias presentaran a menudo una elevada cantidad de erratas, así apareció la figura del corrector.

El autor no gozaba de grandes beneficios en este circuito comercial. Una vez entregada la obra al editor perdía todo derecho sobre ella. El autor rico hacía que sus propios esclavos especialistas copiaran sus obras, aunque luego solía encargarle al librero la distribución de las mismas.

  • DEL ROLLO DE PAPIRO AL CÓDICE DE PERGAMINO

El soporte más antiguo empleado por los romanos fue la corteza de árbol y lo cierto es que usaron innumerables soportes como la piedra y el metal. Pero el material más común fue el papiro. A partir del siglo III a.C. se generaliza el papiro por influencia de la cultura griega y por las buenas relaciones con Egipto, aun así la demanda de papiro siempre fue superior a la producción egipcia.

Fue también muy común usar tabletas de madera enceradas, como en Grecia, que se escribían rayando con un estilo puntiagudo. Lo escrito podía borrarse con facilidad, por lo que fue el soporte más común en la enseñanza o como borrador. Solían trabajarse en políptico y era también el soporte preferido para las cartas.

Códice.

El códice de pergamino es una aportación romana y su progresiva implantación comenzó en el siglo II d.C. Para explicar la introducción del códice de pergamino se han aducido razones diversas como la escasez de papiro egipcio o su supuesta superioridad como formato. Fue utilizado para la transmisión de obras literarias y científicas. En el siglo VI d.C. parece haber desaparecido el papiro por completo, generalizándose el pergamino.

BIBLIOGRAFÍA

ESPEJO CALA, C. Historia de la comunicación escrita (de la prehistoria a la irrupción de la imprenta). 1ª Edición. Sevilla: Editorial MAD S.L., 1998. pp. 91-104.

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