La comunicación escrita en la Edad Media

  • LA CONSERVACIÓN DE LA CULTURA ESCRITA EN EL MONASTERIO

La escritura al servicio del proyecto comunicativo de la Iglesia

En la segunda mitad del siglo V d.C. el Imperio Romano de Occidente acaba por descomponerse, pero la cultura grecolatina aparece ya agotada desde el siglo II d.C. y a partir del siglo IV los oficios pasaron obligatoriamente a ser heredados de padres a hijos, instaurándose el principio feudal. El emperador va progresivamente convirtiéndose en un rey y en Occidente se vive una completa ruralización.

Con esta ruralización se destruye toda la infraestructura comunicativa romana, tanto lo material como lo formal. En la Edad Media existiría una incomunicación generalizada.

La Iglesia consigue organizar en un tiempo muy breve una vastísima red de minúsculos centros religiosos y clericalizó las estructuras civiles basándose en la organización administrativa y territorial romana, monopolizando la comunicación.

El proyecto comunicativo de la Iglesia es un modelo de comunicación oral y visual, aunque también tiene un modelo de comunicación escrita.

El modelo de comunicación oral y visual estaba dirigido a una mayoría analfabeta, un sistema para los grupos iletrados, aunque fue un sistema que fue asimilado por toda la población, culta e inculta. La Iglesia supuso el único pivote de unidad cultural, las autoridades religiosas vieron la necesidad de unificar el credo de todos los cristianos mediante la predicación, la cual se va convirtiendo en el recurso más importante para el mantenimiento de la Fe.

Iglesia de San Clemente en Tahull (Lérida, España), un perfecto ejemplo de comunicación visual.

La predicación se encomendó al cura de la comunidad pero llegarán a crearse, en los siglos XII y XIII, cuerpos especializados en predicar la Fe, las Órdenes Mendicantes con la finalidad de evitar una distorsión del mensaje. Los sermonarios (Ars Praedicandi) contribuyeron a la unificación de conciencias. Los predicadores de a pie y el clero secular repetían lo escrito en los sermonarios desarrollando técnicas persuasivas.

El modelo visual de la comunicación fue el de las Bellas Artes: arquitectura, pintura, escultura… a veces muy integrado en la liturgia, la cual se convertía en una hermosa ceremonia cargada de simbolismo y efectos escénicos.

A pesar de que la Iglesia intenta monopolizar el sector comunicativo, con Carlomagno se llega al primer renacimiento cultural en Europa. Carlomagno intentó restaurar el modelo político del Imperio Romano y algo así requería una buena administración por lo que se empeñó en difundir la escritura entre sus cortesanos.

Carlomagno fue, posiblemente, la figura más importante al respecto de la comunicación durante la Alta Edad Media.

A Carlomagno se le atribuye la recuperación del sistema de Correos pero un nuevo sistema feudal. Los señores estaban obligados a acoger a los mensajeros en los altos de su camino y era el señor feudal quién recibía las noticias por correo y las hacía circular hacía los escalones inferiores.

El poder civil se organizaría calcando el sistema comunicativo de la Iglesia, una estructura piramidal en cuya base se encontraría el pregonero. Otro de los elementos de difusión de la información fue el ejército que al participar en campañas lejanas traían a casa noticias de esas tierras.

Otro elemento capital para la comunicación fue el mercader, normalmente de procedencia siria o judía, que al intercambiar productos también intercambiaban comunicaciones.

El scriptorium monástico. Las prácticas de la lectura en la Alta Edad Media.

Consecuente con todo lo anterior la producción del libro también cambia radicalmente. De ahora en adelante la producción de libros se realizará en centros eclesiásticos que no tienen como objetivo el comercio sino solo satisfacer las necesidades culturales de la propia comunidad, se trata de una actividad, en origen, desinteresada.

La institución monástica tiene su origen en el anacoretismo, el ejemplo cundió en Occidente un siglo más tarde. Aunque la finalidad del primer monacato no es el estudio pero la lectura estaba incluida dentro de las tareas práctico-espirituales que debía cumplir todo monje según la Regla de San Benito. Esta regla divide en tres grupos las actividades del monje:

  1. El opus dei: la plegaria, que ocupaba un mínimo de cuatro horas diarias.
  2. El opus manuum: el trabajo manual para la subsistencia de la comunidad, con seis horas diarias.
  3. La lectio divina: que suponía contar con una biblioteca nutrida. En un principio no podía ser más que el desciframiento de las verdades cristianas contenidas alegóricamente en cualquier texto escrito.

En una época en la que el monasterio aparece como un islote que debe abastecerse a sí mismo aparecen los scriptoria para asegurar la producción de libros. En ellos trabajaban los monjes rodeados de silencio. La tarea era muy dura y las condiciones no era óptimas, además de que estaban obsesionados por el peligro de incendio por lo que estaba prohibido el fuego. A veces estaban dispensados del descanso dominical y del rezo en común con tal de que dedicasen todas las horas al trabajo.

Toda la cadena de producción de libros está asegurada en el interior del mismo edificio, desde la obtención de pergamino a la encuadernación, pasando por la copia y la ilustración. Para supervisar tan ingente proceso al frente del scriptorium se encontraba el armarius, que debía procurar el abastecimiento de material, corregir los textos y proponer al abad la copia de otros nuevos.

Recreación de un Scriptorium monástico en la película El Nombre de la Rosa (Jean-Jacques Annaud, 1986).

En el monasterio se encuentra además el único ejemplo de biblioteca en todo Occidente, al menos durante estos primeros siglos. Estaba dispuesta la el estudio de los monjes pero también podían conceder los libros en préstamo previo pago del alquiler.

La lectura seguía siendo pronunciada aunque en voz baja aunque hubo ocasiones para la lectura en alta voz en incluso para la performance. Incluso llegó estar permitida la lectura a varias voces. A partir del siglo VI se documenta una tendencia creciente hacia la lectura silenciosa.

El códice de pergamino

La copia del libro en la Alta Edad Media fue un trabajo de equipo realizado bajo la dirección de un jefe del escritorio. La copia del texto no podía comenzar sin una cierta preparación de la página, tanto el pergamino como luego el papel se pulían de nuevo antes de empezar.

Para asegurarse el ensamblaje perfecto de cada cuaderno era necesario indicar un número de página (signatura). Una de las mayores aportaciones de la edición medieval es el desarrollo de la ilustración, el nuevo formato hizo evidente la posibilidad de entender cada una de las páginas que lo formaban como unidades estéticas independientes. Además, el pergamino permitía el empleo de sustancias colorantes más densas. Una de las primeras innovaciones fue la colocación de un marco o recuadro alrededor de la viñeta.

La ilustración del texto se realizaba basándose en orlas e iniciales y en dibujos. Los dibujos reciben el nombre de miniaturas por el término latino minium, que significa rojo. Si además de colores se utilizaba oro se llamaba iluminación. Rara vez era el mismo monje que escribía el texto el que realizaba las ilustraciones. Ejemplo destacado de la riqueza de estas ilustraciones lo encontramos en España con los Comentarios al Apocalipsis que escribió San Beato de Liébana en torno al año 766.

Ejemplo de iluminación en un códice medieval.

A partir del siglo XII también en la ilustración se dejan sentir los nuevos aires góticos. Las figuras se humanizan y las escenas tienen incluso valor documental como reflejo de la vida y las costumbres cotidianas.

Todos los textos medievales, prácticamente, fueron encuadernados con formato de códice. Ha de notarse que para los libros normales las tapas fueron, en un principio, simples refuerzos de piel. La decoración fue enriqueciéndose con el paso del tiempo. Hubo un tipo de libro, destinado a grandes dignatarios o que contenían textos solemnes cuya encuadernación es considerada una obra de arte.

  • LA COMUNICACIÓN ESCRITA Y LA RECONSTRUCCIÓN DEL ESPACIO URBANO EN LA BAJA EDAD MEDIA

Comunicación escrita y burguesía. El proto-periodismo.

Las ciudades comienzan a recuperarse en torno a los siglos X y XI, algunas de ellas son viejas urbes romanas, otras son de nueva planta surgidas en torno al castillo o monasterio. Pero la recuperación no es solo urbana, también lo fue demográfica: a finales del siglo XIII Europa cuenta con una población de 80 millones, similar a la de fines del Imperio. Las ciudades medievales surgen como agrupaciones de artesanos y mercaderes, es decir, burgueses. Este renacido burgo medieval supone la asunción de tres elementos: racionalidad, dinero y escritura.

El Correo resurge de nuevo, y sobre todo en España, donde encontramos el Código de las Partidas, en el que se menciona la figura del mandadero como oficial del Rey, a los cuales se les denominaba troteros, llegando a crearse el cargo de Trotero o Correo Mayor en la Castilla de los Reyes Católicos.

Código de Las Partidas (o Siete Partidas), creado por Alfonso X «el sabio» durante el siglo XIII con el objetivo de dar uniformidad jurídica al reino.

Es una época en la que se consolida la banca y se produce un auténtico renacimiento de la actividad comercial gracias a la propia banca, la cual estaba controlada por los templarios, los judíos y los banqueros lombardos.

La información comienza a jugar un papel muy importante fuera ya de los muros de la Iglesia, aparece una amplia gama de escritores, desde el historiador al proto-periodista, encargados de informar a príncipes y demás autoridades. Especialmente exitosas son las crónicas así como la recuperación de las actas diurnas.

Se documenta ya la figura del especialista en información, el cual se dedicaba a recopilar datos de muy diverso interés para difundirlo entre un público también muy diverso: autoridades, comerciantes o el simple pueblo llano. Los primeros ejemplos documentados son los menanti italianos. Según Timoteo Álvarez, cuatro son las características del modelo informativo bajomedieval:

  1. Existencia de una importante demanda informativa.
  2. Surgimiento de la información como mercancía, como negocio, que se bifurca desde el primer momento a través de dos cauces, la empresa pública y la privada.
  3. El potencial político de la información, que determina una rápida reacción y actuación represora de las entidades políticas y religiosas.
  4. La gran diversidad social de estos primeros agentes informativos: pícaros, estudiantes, marinero, historiadores, banqueros…

La comunicación escrita en la Universidad

La función docente de la Iglesia se entiende, en los primeros siglos, como necesidad de instruir a los mismos clérigos que habían de ejercer el control espiritual y administrativo de la Cristiandad. De la escuela episcopal, siglos después, surgirá la Universidad. La Universidad se dividió en facultades: teología, derecho, medicina y artes. Los estudios duraban seis años y abarcaban entre los 14 y los 20 años de la persona. Concluidos los estudios se conseguía el título de bachiller. Los profesores impartían sus enseñanzas en latín y pertenecían a nuevas órdenes mendicantes como los franciscanos y los dominicos.

Universidad de Salamanca (España). Siglo XIII.

La Universidad misma es un fenómeno burgués. El estudiante, independientemente de su condición social, muestra la condición de superarse y moverse lo necesario, siendo muchos de ellos nómadas.

La práctica de la lectura cambia radicalmente, ahora se lee extensamente, muchos libros y de forma más rápida y superficial, se pone un énfasis inusitado en la lectura. Para favorecer esta nueva práctica intelectual se desarrollan dos estrategias:

  1. El desarrollo de la gramática de la legibilidad.
  2. La publicación de numerosos volúmenes en los que se extracta, se compendia y vulgariza el saber depositado en las grandes obras de la cultura eclesiástica o civil.

La comunicación escrita en el palacio nobiliario y en los círculos humanistas

En los últimos años de la Edad Media la vida monástica decayó en muchos lugares y se distanció de sus primitivos ideales, lo cual afectó también a la actividad bibliográfica de los conventos y los estudios de los monjes. La bibliofilia se irá trasladando desde los centros monacales a las cortes nobiliarias y reales. Se trató de una extensión lenta y limitada, entre otras razones dados los precios elevados de los libros.

Los grandes bibliófilos pertenecerán, a partir del siglo XIII, a la nobleza y a la realeza. Gracias a este interés de los nobles, la producción de libros deja de estar exclusivamente radicada en los monasterios, constituyéndose un gremio de copistas, iluminadores y encuadernadores civiles. Los manuscritos más demandados por este nuevo público fueron los libros de oración (breviarios).

Breviario (Siglo XVI).

Poco a poco la literatura ornamental se convirtió en un rentable negocio dirigido a nobles de más baja escala o a los primeros burgueses pudientes. Las bibliotecas burguesas dejan de tener preferencia por el latín y comienzan a llenarse de libros en sus propias lenguas.

El humanismo tuvo mucho que ver con toda esta revolución del libro ya que querían recuperar la literatura grecolatina en sus propias fuentes originales. Todos los humanistas fueron empedernidos bibliófilos.

Este interés por los libros no tardó en generar un circuito comercial específico de grandes traficantes de manuscritos. Los Médicis recuperaron la biblioteca pública antigua fundando la Biblioteca Mediceo-Laurenziana.

Los escritorios laicos

En la Baja Edad Media, y con la consolidación de la Universidad, empieza a notarse una demanda creciente de libros lo cual produce un abaratamiento del libro en detrimento de la calidad material del mismo.

Se crearon estaciones o librerías en cada una de las facultades. Los rectores fijaban el precio por el alquiler así como concedía licencias a los libreros. Pero no era el libro en sí lo que se alquilaba sino el derecho a copiar un trozo de libro: la pecia. El sistema de pecias tenía dos ventajas:

  1. Impedía la difusión de erratas de copia en copia porque todas las copias partían de un “exemplar” autorizado por la Universidad.
  2. Permitía que varias personas copiaran a la vez el mismo texto siempre que trabajaran con cuadernos distintos.

Hacia una nueva tecnología de la comunicación escrita. La difusión del papel en Europa.

El soporte y formato casi exclusivos de toda la Edad Media fue el códice de pergamino. Sin embargo no fue nunca un material abundante, dada la dificultad de su producción. A partir del siglo VII comienza a notarse en Europa la escasez de papiro, motivada por la conquista musulmana de Egipto. Poco después, en el año 685, un califa dispone que todo el papiro, incluso el que se exporta a Europa, debe llevar la leyenda musulmana. Bizancio se negó e incluso se llegó a librar una guerra por tal causa pero el Imperio Oriental pierde y es obligado a utilizar el soporte con la invocación de Alá.

Otra solución a la escasez del material escriptóreo es lo que se conoce como palimpesto: el borrado o rascado de un pergamino para ser reutilizado. Se borraba sumergiendo los folios en leche y frotándolos con una esponja. Se distinguen tres épocas distintas en cuanto al uso de palimpestos:

  • Entre los siglos VI y IX
  • Entre los siglos X y XIII
  • Entre los siglos XIV y XV

A pesar de estas estrategias hubo un momento en el que la demanda del mismo superaba con creces la posibilidad de producción por lo que los europeos se deciden a adoptar un material escriptóreo conocido tiempo atrás: el papel. Su invención suele datarse en China alrededor del año 150 a.C. La extensión de su uso se atribuye a un eunuco de la corte imperial: Cai Lun.

Cai Lun, eunuco y consejero del emperador chino He de Han (Siglo II).

El proceso se fabricación es similar al del papiro, se parte de fibras vegetales o de trapos. El papel se introdujo en Europa mediante dos rutas distintas:

  • La primera en el tiempo fue la española, usándose en la España musulmana desde el siglo X.
  • La segunda ruta fue la veneciana, a partir del siglo XIII.

El papel tardó en generalizarse en la España cristiana y en Europa ya que se pensaba que su duración era corta, las Partidas del Rey Sabio especificaban que el papel solo se debía usar para escritos poco importantes. Estas extensas obras aparecen, en un primer momento, mezclando el papel y el pergamino debido a la escasez de pergamino. Aun así, la utilización del papel no se generalizará en Europa hasta que no se ponga en marcha la imprenta, la cual utilizará casi exclusivamente este soporte.

BIBLIOGRAFÍA

ESPEJO CALA, C. Historia de la comunicación escrita (de la prehistoria a la irrupción de la imprenta). 1ª Edición. Sevilla: Editorial MAD S.L., 1998. pp. 109-131.

2 comentarios en “La comunicación escrita en la Edad Media

  1. Hola. Estoy disfrutando de tu blog. ¿Los artículos son resúmenes de los libros que citás al pié? ¡Enorme trabajo! Gracias por tu poner la cultura a nuestro alcance. Saludos. Raúl de Buenos Aires.

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    • Hola Raúl,

      Disculpa la tardanza en responder, pero por alguna razón WordPress no había avisado de ello.

      Los artículos son, en cierto modo, resúmenes de los libros que se citan al pie. Digamos que los artículos son un compendio de ideas extraídas de dichos libros.
      Me alegra que te esté gustando el blog y que te sea de ayuda ¡muchísimas gracias.

      Un saludo,
      Emmanuel.

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