Reportaje publicado en IGN España el 11 de marzo de 2015.
La semana pasada comenzamos repasando grandes títulos, de una manera u otra, basados o inspirados por la Roma Clásica, quedándonos a finales de los 90 con el gran Age of Empires: The Rise of Rome. Togas, conspiraciones políticas, luchas de gladiadores, construcción de enclaves, grandes gestas bélicas… comenzando los llamados “años 2000” el videojuego basado en la Roma Clásica vive el verdadero auge -en cuanto a número de títulos, no en cuanto a calidad- gracias al estreno en 2000 del film Gladiator de Ridley Scott, con todo lo que ello supuso.
- Roma: El testamento del César (2000 – PC)
El milenio no comenzaba todo lo bien que debería para los juegos basados en la antigua Roma ni tampoco para los franceses de Montparnasse Multimedia, los desarrolladores de Roma: El testamento del César. Estamos ante una aventura gráfica que hace especial hincapié, ya lo dejaban claro en su portada, en su aspecto didáctico al ser una aventura histórica. Y lo cierto es que Roma, en este aspecto, cumplía perfectamente su función: la recreación de Roma, de las costumbres de la época, la vestimenta y el trasfondo histórico en el que se desarrolla nuestra aventura están muy bien tratados, de eso no cabe duda, de hecho el juego se aventura a movernos por escenarios que van más allá de los clásicos enclaves que suelen aparecer en este tipo de juegos.
Pero su ortopédico y lento control, junto con una trama con altibajos, hicieron que Roma, a pesar de su apartado técnico, fuese rápidamente defenestrado por prensa y público, quedando completamente en el olvido. En el juego encarnábamos a Hércules, un legionario romano que se ve envuelto una conspiración contra su amiga Aurelia, condenada a muerte por haber envenenado a su marido, todo esto con el trasfondo del asesinato de Julio César de fondo.
- Pompeya: La leyenda del Vesubio (2000 – PC)
Al igual que con Roma: El testamento del César, en el año 2000 Cyro Interactive -famosa por aventuras gráficas del mismo corte- lanzaba al mercado Pompeya: La leyenda del Vesubio, una aventura gráfica en primera persona muy similar a China y la olvidada saga Atlantis en las que primaba, ante todo, el apartado audiovisual. Pero, al contrario que ocurrió con anteriores trabajos de Cyro, Pompeya resultó ser un producto mediocre que ha caído, una vez más, en el olvido por parte del público, la prensa y los desarrolladores.
En Pompeya nos poníamos en la piel de Adrian Blake, un cartógrafo y aventurero escocés que se ve envuelto en una trama que bien podría ser un argumento para un Assassin’s Creed. La novia de Adrian ha desaparecido y, para colmo, la diosa Ishtar lo ha maldecido por lo que nuestro protagonista deberá buscar a su prometida en el pasado. Así pues nuestra aventura comienza en el año 79 d.C., en Pompeya y Adrian deberá buscarla durante cuatro días antes de que el Vesubio desate su furia sobre la ciudad romana.
A pesar de contar con un gran apartado técnico y con una premisa argumental interesante, Pompeya resultaba ser una aventura fácil y corta, con un guión que no hace gala a las posibilidades que el argumento otorga así como un trato de los personajes demasiado impersonal.
- Astérix y Obélix: La Guerra de las Galias (2001 – PSX)
Aunque el paso de Astérix y Obélix por el mundo de los videojuegos daría para un texto por sí solo, La Guerra de las Galias bien merece estar incluido en esta lista puesto que es un título que merece ser reivindicado y que supone una mezcla de géneros muy interesante. Desarrollado por Warthog Entertainment fue lanzado al mercado a comienzos de 2001 para PSX, algo que también le supuso un duro revés al título ya que PlayStation 2 estaba ya en el mercado y no estaba vendiendo precisamente poco.
La Guerra de las Galias es un híbrido entre el género de la estrategia por turnos y las plataformas, y aquí alguno puede quedarse algo descolocado, pero la mezcla que realiza Warthog Entertainment está muy mimada a pesar del frío recibimiento que tuvo por la crítica en su día. Casi toda la acción del juego se desarrollará en un mapa, dividido en provincias, de la Galia. Desde nuestra aldea iremos poco a poco expandiendo nuestro dominio por la Galia para mantener a raya y echar de una vez a esos malditos romanos. El sistema es bastante simple y muchas veces se basa en que quien más tropas envía gana, aunque no siempre es así. Las pantallas de plataformas y minijuegos se desarrollan cuando nos enfrentamos en determinadas zonas a los romanos, en estos casos para vencerlos tendremos que superar la pantalla, y el número de tropas que hayamos enviado influirá decisivamente en nuestra salud o el número de enemigos que aparezcan en la misma.
Su pobre apartado técnico -en las pantallas de plataformas- le valieron malas críticas por parte de la prensa y el público, los cuales le achacaban también que el título llegaba a tornarse repetitivo. Pero Astérix y Obélix: La Guerra de las Galias no es tan desastroso como lo pintan y aun hoy día puede regalarnos horas de entretenimiento, sobre todo a aquellos amantes de la Roma Clásica o de la obra de Uderzo.
- Praetorians (2003 – PC)
A comienzos de 2003, el mítico estudio español Pyro Studios dejaba a un lado la estrategia táctica de Commandos para experimentar con el género RTS, y además abordar con éxito un nuevo periodo histórico. De aquí salió el notable Praetorians, un RTS que marcó un antes y un después en la industria, sobre todo por venir de la mano de Pyro, y por contar con un motor gráfico que aun hoy día puede sorprendernos.
El título daba un giro radical a la moda imperante en los RTS, dejando de lado la construcción de edificios y la gestión de recursos para centrarse exclusivamente en la estrategia militar, apartado muy cuidado y con gran cantidad de formaciones u oportunidades. Praetorians está basado, mayormente, en las campañas de Julio César y únicamente cuenta con tres civilizaciones -romanos, bárbaros y egipcios- aunque no necesita más. Uno de los aspectos más interesantes de la obra de Pyro es la gran cantidad de unidades y el tratamiento que se les da a las mismas. Praetorians resultó ser un título de gran éxito y calidad, sello indiscutible del estudio español.
- Ben-Hur: Blood of Braves (2003 – PS2)
Ben-Hur de Microids, lanzado en 2003, es una de las grandes rarezas de juegos basados en la Roma Clásica. Que nadie piense que estamos ante un título basado en la película de 1959 protagonizada por Charlton Heston -ojalá-, estamos ante un juego de carreras, sí, de carreras.
Y es que Ben-Hur: Blood of Braves no es más que un arcade de carreras como lo pudiese ser un Mario Kart o un Crash Team Racing, pero sustituyendo los karts por cuadrigas y los alocados escenarios por ciudades y provincias romanas. El juego contaba con apartado técnico correcto, una jugabilidad intuitiva y era divertido para partidas esporádicas, pero le faltaba mucha personalidad así como una mejor campaña publicitaria.
- Gladiator: Sword of Vengeance (2003 – PS2, Xbox, PC)
A finales de 2003, para cerrar un año prolífico en juegos de la antigua Roma, llegaba al mercado Gladiator: Sword of Vengeance, desarrollado por Acclaim. Una aventura de acción en tercera persona con un apartado técnico llamativo y con el Imperio Romano de trasfondo parecía ser una combinación ganadora, pero lo cierto es que el título de Acclaim se quedó a medias en algunos aspectos, cayendo, como muchos otros juegos, en el profundo saco del olvido.
En Gladiator encarnábamos a Thrax, un invicto gladiador que es elegido por los dioses para devolver la gloria al Imperio, el cual se encuentra sumido en la decadencia tras la muerte del emperador Trajano y ahora en manos del tirano Arruntius. Tras una tarde en la arena, Tharx es elegido y ahí comenzará su odisea, la cual mezcla Historia, Mitologíae Historia alternativa, sin separar lo real de lo mitológico. A pesar de sus errores técnicos, Gladiator es un título más que recomendable, lleno de mitología, casquería, una buena historia y un gran doblaje al castellano.
La próxima semana abordaremos los últimos títulos en los que el mayor protagonista es el Imperio Romano, una producción desde 2004 hasta hoy repleta de, probablemente, algunos de los mejores videojuegos que se han hecho nunca.