[LIBRO] Historia de Japón – Brett L. Walker

DATOS
Autor: Brett L. Walker.
Nº de páginas: 384.
Editorial: Akal.
Año de publicación: 2017.
Ediciones: 1 hasta la fecha.
Lugar de impresión: Madrid (España).
ISBN: 978-84-460-4351-5.
Depósito legal: M-7-2017.

Desde finales del siglo XVIII, y especialmente a partir del siglo XIX, muchos historiadores occidentales se han sentido fascinados por la historia de Asia, especialmente acerca de China y Japón, que, con el paso del tiempo y el avance en la investigación, han terminado por constituirse como disciplinas propias. Esta especialización, ha traído consigo un gran número de expertos que, tras la Segunda Guerra Mundial en el caso de Japón, y tras la muerte de Mao en el caso de China, han plasmado sus grandes conocimientos y exhaustivos estudios en monografías y artículos que, de una forma u otra, inundan las estanterías.

A este respecto, es preciso realizar un estudio previo a la hora de escoger una obra, pues en los últimos años han surgido un sinfín de expertos en Japón, sobre todo Japón Feudal, cuyos trabajos y conocimientos pueden tener validez a nivel informativo, pero ni siquiera a nivel divulgativo o científico. Por ello, contar con obras como Historia de Japón, del profesor Brett L. Walker, catedrático emérito de la Universidad Estatal de Montana (Estados Unidos), y uno de los mayores expertos sobre Japón que existen en la actualidad, no solo es importante, sino que, también, es necesario.

El título con el que se ha traducido la obra al castellano, editada por Akal, es, quizá, demasiado ambicioso, ya que el propio profesor Walker la tituló como ‘A Concise History of Japan‘, que traduciríamos como Breve Historia de Japón, algo que se asemeja mucho mejor a lo que Walker transmite en sus casi 400 páginas de estudio.

Historia de Japón es, sin duda alguna, una pequeña joya para cualquier amante del país del sol naciente y, en general, de todo aquello relacionado con Asia. A pesar de las importantes dinastías existentes en el sudeste asiático, desde la Edad Media hasta los albores del siglo XIX, resulta evidente que fueron dos países aquellos que marcaron, de una forma u otra, el devenir de la región: China y Japón.

La historia de Japón es realmente extensa y, desde un punto de vista eminentemente occidental, incluso complicada. La división que se pueda realizar a su respecto no es la que habitualmente se utiliza para referirnos a países y regiones europeos, africanos o americanos, ya que las propias características de la historia japonesa hacen imposible que se rija por los mismos parámetros o discurra por dichos derroteros.

Resulta muy interesante el enfoque que el profesor Brett L. Walker realiza al respecto de su obra, ya que a través de una visión medioambiental, su autor nos narra la historia de Japón, desde la prehistoria hasta nuestros días, y en apenas cuatrocientas páginas. Algo, realmente, digno de elogio, ya que su capacidad de síntesis es tal que, una vez terminamos la obra, o bien consultamos algún capítulo, llegamos a alcanzar una extensa idea acerca de aquello que fue y, sobre todo, nos da las pautas para seguir investigando por nuestra propia cuenta. 

Su índice, en orden escrupulosamente cronológico, aborda los siguientes campos:

  • Introducción. La historia de Japón.
  • Nacimiento del Estado Yamato (14.500 a.EC. -710 E.C.).
  • La era de las Cortes (710-1185).
  • Ascenso del gobierno samurái (1185-1336).
  • El Japón medieval y el periodo de los Estados en guerra (1336-1573).
  • Encuentro de Japón con Europa (1543-1640).
  • Unificación del reino (1560 – 1603).
  • Inicio del Japón premoderno (1600-1800).
  • El auge del nacionalismo imperial (1770-1854).
  • Ilustración Meiji (1868-1912).
  • Revueltas Meiji (1868-1920).
  • Nacimiento del Estado Imperial japonés (1800-1910).
  • Imperio y democracia imperial (1905-1931).
  • La Guerra del Pacífico (1931-1945).
  • Historia del Japón de posguerra (1935-hoy).
  • Desastres naturales y filo de la historia.

Como observamos, el profesor Walker ha diseñado una obra que abarca la totalidad de la historia de Japón y, como hemos comentado, sirve, a la perfección, como introducción a la misma, puesto que nos da las pautas para seguir leyendo e investigando acerca del período que más nos interese.

La obra, recomendable y sintética, adolece de determinadas fallas que, por suerte, no oscurecen el cómputo final de la misma. Por ejemplo, narrar la extensa historia de un país como Japón desde un punto de vista medioambiental y en menos de cuatrocientas páginas es, cuanto menos, pretencioso. Esto hace, entre otros aspectos, que el autor desarrolle extensamente períodos como la prehistoria japonesa, o el ascenso del gobierno samurái y, por otro lado, apenas haga hincapié en momentos tan relevantes como las revueltas durante la Era Meiji, el ascenso del nacionalismo Shōwa y la Guerra del Pacífico, a pesar de dedicarles, en la práctica, capítulos completos.

No obstante, como hemos recalcado a lo largo del análisis de Historia de Japón, de Brett L. Walker, se trata de una obra más que recomendable, un interesante estudio, desde un aun más interesante punto de vista, que sirve a cualquier historiador o aficionado a la historia para introducirse y comprender mejor la historia de una nación tan importante en su región, y ya en todo el mundo, como es Japón.

Valoración: 4/5.

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La expansión colonial entre 1876 y 1914

Para hacer un balance de la expansión colonial entre finales del siglo XIX y comienzos del XX vamos a hacer uso de la presente tabla, incluida en la página 196 del manual Historia del capitalismo de 1500 a nuestros días de Michel Beaud. Dicha tabla se encuentra dividida en varios apartados de manera vertical. Por un lado nos encontramos con un bloque que engloba a las colonias con dos fechas 1876 y 1914, cada una a su vez divididas en superficie y población. Por otro lado tenemos un bloque que hace referencia a las Metrópolis, con una sola fecha que se divide en superficie y población. De manera horizontal encontramos, en un primer bloque, los siguientes países: Gran Bretaña, Rusia, Francia, Alemania, Estados Unidos y Japón. Y en otro bloque el total de las seis grandes potencias anteriormente citadas y las colonias de pequeños estados, como Bélgica, Holanda, España…

Estamos pues ante una tabla que intenta mostrar, de manera esquemática, la relación de la superficie en millones de km2 y la población en las colonias y en las metrópolis, intentando mostrar el aumento de las colonias por parte de las seis grandes potencias.

Podemos apreciar como en 1876, Gran Bretaña tenía una superficie, en sus colonias, de 22,5 millones de km2  y una población de 251,9 millones de habitantes. Sin embargo, en 1914, poco antes de la Primera Guerra Mundial, su superficie en las colonias ha aumentado significativamente y está en torno a los 33,5 millones de km2 con una población de 393,5 millones de habitantes, lo cual choca con la superficie de la metrópolis británica de 0,3 millones de km2 y una población de 46,5 millones de habitantes. En este caso vemos una relación colonia-metrópolis muy descompensada, con una superficie muchísimo mayor y mayor número de habitantes en las colonias, lo cual puede deberse a las colonias de la India o las de África.

En el caso de Rusia vemos como en 1876 la superficie de sus colonias era de 17 millones de km2 y la población era de 15,9 millones de habitantes.. En 1914 Rusia solo aumenta en 0,4 millones de km2 respecto a 1876 la extensión de sus colonias, sin embargo prácticamente duplica los datos anteriores con la población colonial, situada en 33,2 millones de habitantes. En esta misma fecha, la extensión de la metrópolis rusa es de 5,4 millones de km2 y la población es de 136,2 millones de habitantes. Vemos un caso radicalmente diferente al de Gran Bretaña ya que Rusia poseía una metrópolis mucho mayor en un inicio y, en ningún caso, sus colonias llegaron nunca a superar los habitantes de la metrópolis. El aumento de habitantes puede deberse a repoblaciones o mejoras en la calidad de vida.

Francia en 1876 tenía una superficie colonial de 0,9 millones de km2 con una población de 6 millones de habitantes. En 1914 la superficie aumentó considerablemente en 10,6 millones de km2 y una población colonial de 55,5 millones de habitantes. Su metrópolis en 1914 tenía una superficie de 0,5 millones de km2 y una población de 39,6 millones de habitantes. Como podemos ver Francia, al igual que Gran Bretaña, aumenta su poderío colonial considerablemente entre 1876 y 1914, esto es sobre todo gracias a sus colonias en África e Indochina, convirtiéndose en la segunda potencia colonial del momento, no en extensión pero sí en número de habitantes y poderío comercial.

Alemania carece de datos en 1876 ya que era un país que acababa de unificarse pero, en 1914, poco antes de la Primera Guerra Mundial, poseía una superficie colonial de 2,9 millones de km2 y 12,3 millones de habitantes, mientras que su metrópolis tenía una extensión de 0,5 millones de km2 -similar a la de Francia- y una población de 64,9 millones de habitantes. Alemania entró tarde, por su naturaleza como Estado, en la carrera colonial, pero eso no fue un problema para expandirse rápidamente en pocos años por territorios como África. Aun así, era la potencia europea con más habitantes por km2 en su metrópolis y su economía nunca dependió exclusivamente de las colonias, contando con una fuerte industria en territorio nacional.

Estados Unidos se encontraba inmerso en la “Conquista del Oeste”, creando un país, mientras las potencias europeas colonizaban los continentes por lo que fue otro país que entró tarde en la carrera colonial. Su gran extensión como país, en 1914, con 9,4 millones de km2 choca con sus 0,3 millones de km2 de superficie colonial y sus 9,7 millones de habitantes. Esto se debe a que gran parte de la colonización de Estados Unidos se dio en islas del Pacífico.

Japón, nueva potencia al final del siglo XIX, tenía una extensión de 0,4 millones de km2 en 1914 y una población de 53 millones de habitantes. Su superficie colonial era de 0,3 millones de km2 y 19,2 millones de habitantes, esto se debe a que, al igual que Estados Unidos, la colonización japonesa se dio básicamente en islas del Océano Pacífico y otros territorios menores. No sería hasta la década de los años 30 del siglo XX cuando Japón alcanzara su mayor expansión territorial.

Como hemos podido apreciar en esta tabla, en 1914 seis potencias controlaban una superficie de 65 millones de km2 con 523,4 millones de habitantes, mientras que otras potencias coloniales menores “únicamente” controlaban 9,9 millones de km2 y 45,3 millones de habitantes -menos población que la autóctona japonesa-. La carrera colonial fue un fenómeno decisivo que tuvo unos protagonistas indiscutibles, fueron estas mismas potencias las que poco después lucharían, tanto en sus territorios como en sus colonias, en dos ejes durante la Primera Guerra Mundial. La desaparición de este sistema, en parte, no se daría hasta después de la Segunda Guerra Mundial.

BIBLIOGRAFÍA.

BEAUD, M. Historia del capitalismo de 1500 a nuestros días. 1ª Edición. Barcelona: Ariel, 1984. pp. 196.

ECHEGARAY PASCUA, E. Historia económica española y mundial. 1ª Edición. Madrid: Centro de Estudios Financieros, 2012. pp. 93-113.