Los inicios de la metalurgia: el Calcolítico y la Edad del Bronce

EL TÉRMINO ARTE ESQUEMÁTICO

Sobre este arte denominado Esquemático hay ciertas cuestiones terminológicas y conceptuales que se encuentran en la actualidad en pleno debate científico. Cuando un investigador descubre un yacimiento de Arte Esquemático se suelen cumplir siempre las siguientes características: suele ser una cueva donde llega la luz solar, con grafías pintadas en color rojo y representando imágenes que recuerdan a figuras humanas vistas de frente. Todas estas peculiaridades son rasgos definidores de la Pintura Esquemática hispánica.

Breuil ayudó al afianzamiento del término, que ha perdurado hasta la actualidad, con la publicación de cuatro volúmenes sobre las pinturas rupestres en la Península Ibérica. Desde Breuil se acuñaron los calificativos de semiesquemático y seminaturalista, para distinguir aquellas obras que estaban más inclinadas a un lado que a otro. R. Viñas propuso que fueran aplicados de la siguiente forma:

  • Semiesquemático para aquellos prototipos escuetos no muy realistas incluidos en un friso naturalista (levantino).
  • Seminaturalista para las imágenes menos simples y parcas que aparecen en los paneles abstractos (esquemáticos).

Pero surgió la necesidad de incorporar el término subesquemático y Lopéz Payer y Soria Lerma desarrollaron un sistema objetivo basado en unos índices numéricos para puntuar los factores naturalistas de cada figura antropomorfa y zoomorfa.

Los últimos argumentos más extendidos han sido formulados por Alonso y Grimal, y por Balbín y Bueno. Los primeros insisten en que no conviene hablar de arte esquemático sino de abstracto, pues muchos temas son figuras abstractas (barras, puntos, círculos) y a pesar de todo los motivos identificables como zoomorfos y antropomorfos no imitan la realidad en ningún caso. Por su parte, Bueno y Balbín abogan por un “estilo o arte megalítico” que incluye un conjunto de grafías llevadas a cabo con diversas técnicas y en distintos soportes, pero cuyas asociaciones temáticas y contexto cronológico permiten su unificación: pintura y grabados esquemáticos al aire libre y en cuevas, soportes mobiliares y expresiones parietales.

Hasta hace muy poco se entendía como Arte Esquemático a un sinfín de horizontes figurativos pospaleolíticos de dispar cronología, distribución territorial, sistemas técnicos y contenido temático, aglutinados tan sólo por el común denominador de producir sus motivos en función de aquello que todos podríamos concebir como un esquema.

Peña Escrita (Taberna, Alicante).

Hoy tendemos a dilucidar los marcos cronoculturales de cada uno de los horizontes artísticos de las sociedades ágrafas más recientes, si bien eso a veces es tremendamente problemático al hallarse la mayoría de los yacimientos carentes de contexto arqueológico, además de haber recurrencias temáticas y en determinados momentos cronológicos.

En resumen, a pesar de ser el término Arte Esquemático restrictivo continúa siendo el más adecuado o al menos el más usado, aunque urge una unificación de criterios que ayuden a disociarlo.

PINTURA ESQUEMÁTICA TÍPICA

Las pinturas esquemáticas fueron las primeras muestras de arte rupestre prehistórico reconocidas por la Ciencia. En 1868 fue Góngora quien en su obra Antigüedades prehistóricas de Andalucía describió por primera vez el Arte Esquemático a través de los yacimientos de Peña Escrita (Ciudad Real) y Los Letreros (Almería).

  • SOPORTES Y TÉCNICAS

Los soportes que comúnmente son ocupados por los pintores de este horizonte artístico coinciden con las oquedades y abrigos en los que la iluminación solar llega en las horas diurnas sin demasiada complicación, aunque si bien también tenemos excepciones más alejadas de la luz.

Al extenderse por casi la totalidad del territorio peninsular, las litologías y morfologías de los soportes vuelven a ser muy variadas y dispares, desde abrigos calcáreos y de arenisca masiva hasta peñas, oquedades y lienzos cuarcíticos junto con algún que otro afloramiento granítico. La constante de estos sitios radicaría en la verticalidad de los paneles frente al gusto por los “santuarios horizontales” de otras modalidades figurativas.

Se insiste sobre la ubicación de la pintura esquemática en relación a áreas de abastecimiento de agua.

Respecto a la técnica plástica, el grafitado o aplicación directa del colorante a modo de “lápiz” no es muy corriente, a pesar de que se haya descrito en unos pocos sitios; lo normal es sin duda la pintura, o sea, el pigmento en estado líquido. Los colores empleados son sobre todo el rojo y en menor medida el negro, también está atestiguado el blanco pero como complemento del motivo principal. Si existen tonos amarillos estos se asocian a degradación de otros colores.

En cuanto a las sustancias colorantes manejadas poco podemos decir, puesto que apenas están desarrolladas en este campo las analíticas destinadas a su estudio. Podemos deducir que los rojos fueron obtenidos a partir de los óxidos de hierro y los negros del manganeso.

Pero la novedad proviene en esta ocasión del sistema de aplicación de los pigmentos, pues contra el uso de la pluma del Levantino, los artistas del Esquemático aceptaron cualquier instrumento que proporcionara un trazo ancho alrededor del centímetro de grosor. El dedo y la ramita poseen una capacidad de descarga muy escueta, así que algunos trazos más largos pudieron ser confeccionados con muñequilla. La mayoría de las figuras están entre los 5 y los 30cm, las escasas excepciones más grandes no sobrepasan el medio metro.

Ciervo de Bacinete (Los Barrios, Cádiz).

Estos procedimientos técnicos y el recurso del esquematismo conducen a figuras estereotipadas, donde los personajes humanos están representados de frente y los animales de perfil, con el objeto de su correcta identificación por parte del espectador. La Pintura Esquemática obedece a una técnica nada depurada, de trazado y ejecución rápida por medio de un procedimiento descuidado, sin que podamos entrever una preocupación por el acabado final de la obra, opuesta al detallismo del Levantino.

Los motivos se fabrican a través de simples trazos lineales, en consecuencia las imágenes producidas no disfrutan de volumen ni perspectiva de ningún tipo y por supuesto están comúnmente estáticas.

  • CRONOLOGÍA Y ALGO DE INTERPRETACIÓN

Desde casi siempre, todas las aproximaciones cronológicas efectuadas sobre el Arte Esquemático tienen como fundamento las comparaciones temáticas y formales con piezas muebles procedentes de distintos contextos crono-culturales. En un primer momento, Obermaier puso en relación los esquemas que tratamos ahora con los motivos pintados en los cantos azilienses. Pero fue Breuil quien asimiló el Arte Esquemático con las sociedades de la Edad del Cobre o Calcolítico.

Al final de la década de los 70, Acosta ratifica la propuesta antes comentada al encontrar correlaciones formales entre la pintura esquemática y piezas del extremo más oriental del Mediterráneo. Habría que esperar hasta los 80 para que, tras las afirmaciones de Jordá (sostenía que el Arte Esquemático era una expresión autóctona que se inicia en el Neolítico, se desarrolla en el Calcolítico y perdura hasta la Edad del Hierro), los investigadores orienten sus búsquedas de paralelos muebles hacia materiales arqueológicos autóctonos. En esta línea están los trabajos de Acosta y Carrasco sobre materiales cerámicos del Neolítico andaluz, cuyas conclusiones llevan a situar el origen del Arte Esquemático en un Neolítico Antiguo.

Las superposiciones de las imágenes pintadas sobre las rocas nos evidencian que el Arte Esquemático es posterior al Arte Macroesquemático del Neolítico Antiguo y al Arte Levantino, lo que asegura que el Levantino y el Esquemático convivieron durante un cierto tiempo.

En resumen, las equiparaciones temáticas de la Pintura Esquemática con los objetos mobiliares nos manifiestan que:

  1. Casi todo el repertorio de ídolos calcolíticos fechados alrededor del 4500 BP encuentran su correlación parietal en determinados conjuntos de abrigos esquemáticos.
  2. Los soliformes surgen decorando cerámicas desde el Neolítico Antiguo hasta el Bronce avanzado.
  3. Con los zigzags y ramiformes sucede exactamente lo mismo que con los esteliformes.
  4. Los zoomorfos esquemáticos aparecen desde el fragmento poscardial hasta soportes vasculares del Bronce.
  5. Varias asociaciones temáticas en piezas mobiliares de la Edad del Cobre resultan significativas.

Si la cuestión respecto a la datación de la Pintura Esquemática permanece hoy en día más o menos clarificada (desde el IV milenio al II milenio, y desde el Neolítico hasta el final del Calcolítico), los investigadores han dedicado más esfuerzos en solventar los problemas cronológicos que a indagar sobre el significado de las pinturas.

El propio fenómeno esquemático manifiesta una dificultad intrínseca a la hora de profundizar en el sentido de las obras, puesto que en la gran mayoría de las ocasiones los motivos son tan sumamente esquemáticos que su identificación con una figura u objeto real es una tarea subsanada con dificultad y bastante grado de imprecisión.

Al principio del siglo XX se pensaba que el Arte Esquemático debía tener un sentido funerario, ya que en los abrigos estaban los mismos ídolos oculados que eran exhumados en las tumbas megalíticas y hasta en algunos dólmenes existían pinturas esquemáticas.

Se viene aceptando que algunos lugares o motivos mantienen ese valor simbólico o religioso precisamente por representar los “ídolos” que aparecen en las tumbas de la época, en particular los reiterados oculado.

Parece notorio que la gran mayoría de los abrigos pintados obedecen a lugares especiales, en bastantes ocasiones comparten espacio con otros horizontes plásticos (Macroesquemático y Levantino) y casi todos carecen de un contexto arqueológico directo; o sea, que no poseen vestigios que nos permitan deducir el uso de la cavidad como vivienda o enterramiento.

Varios autores han supuesto que los motivos esquemáticos eran una especie de escritura. Carrasco y otros experimentaron un análisis semiótico, considerando los esquemas como conceptos y no la plasmación de figuras reales, las imágenes pintadas eran entendidas como un sistema de comunicación. Pero estos planteamientos no aportaron conclusiones y la investigación aun no ha avanzado mucho en esta dirección.

Jordá veía tres niveles de significados en las figuraciones parietales esquemáticas: mundo profano (escenas de pastoreo y caza, grupos de mamíferos), religioso (ídolos, danzas) y simbólico (puntos, esteliformes, ramiformes).

Para Grande del Brío y González Tablas, una de las dificultades mayores que encierra el Arte Esquemático para su interpretación es precisamente la utilización sistemática  del esquema como vehículo expresivo. No obstante, en poco tiempo, Grande del Brío considera todos los elementos esquemáticos con contenido simbólico de índole cultural.

En el decenio pasado las interpretaciones se han dirigido por varios caminos, al atisbar la notable diversidad de significados que puede encerrar el Arte Esquemático. Soria Lerma y López Payer deducen a partir de las asociaciones de figuras del núcleo del sureste lo siguiente:

  1. Antropomorfo-antropomorfo: Serían escenas relacionadas con la vida cotidiana.
  2. Antropomorfo-zoomorfo: Presentarán connotaciones descriptivas, como escenas de caza domesticación.
  3. Antropomorfo-símbolo: Esta combinación no tiene nada que ver con lo descriptivo.
  4. Zoomorfo-zoomorfo: Se trata de mandas de animales o escenas parciales de la existencia de la fauna.
  5. Zoomorfo-símbolo: Igual que antropomorfo-símbolo.
  6. Símbolo-símbolo: Muy problemáticas de interpretar dada la simplificación de las formas de la mayoría de las figuras.
  7. Antropomorfo-zoomorfo-símbolo: Cuando el símbolo es un elemento solar quizás la combinación podría tener un significado mágico-religioso.

Otros intentos más o menos plausibles observan en los abrigos decorados hasta relaciones sociales y políticas. Ahondando en las interpretaciones emanadas a través de una fuerte carga de subjetivismo, no han faltado en los últimos años aseveraciones fantasiosas que adolecen del mínimo rigor científico.

Martínez García parte del siguiente planteamiento: la existencia de abrigos responde a factores naturales; no obstante, la elección de algunos de ellos como soporte de las imágenes es un hecho cultural. No todos los abrigos disponibles en una zona están decorados, por esa razón la elección de los mismos obedecerá a estrategias culturales, circunstancia que provoca la modificación de un espacio natural en lugar cultural. En virtud de estos y otros factores se proponen los siguientes modelos de emplazamientos.

  1. Cerro o montaña individualizado y los abrigos de visión.
  2. Puntos elevados de grandes sierras y los abrigos de culminación.
  3. Barrancos o ramblas y los abrigos de movimiento.
  4. Collados o puertos y los abrigos de paso.
  5. Cañones y los abrigos ocultos.

A partir de aquí, el siguiente paso será cotejar los contenidos temáticos de cada yacimiento con los diversos modelos de emplazamiento, puesto que resulta obvio intuir que éstos influirán en aquéllos según las funcionalidades y usos de los lugares. La intrusión del aparato simbólico en las estrategias económicas es evidente, y tiene que ver con el control territorial.

ARTE MEGALÍTICO

Tradicionalmente se entiende como Arte Megalítico a las manifestaciones figurativas que albergan los monumentos megalíticos. Éstos son construcciones arquitectónicas fabricadas con grandes lajas de piedra, destinadas a un uso funerario como enterramiento colectivo que fueron erigidos desde el final del Neolítico y durante todo el Calcolítico, entre el IV y III milenio antes de nuestra era.

Las morfologías de estas construcciones suelen ser bastante variadas, pero desde una óptica global un esquema simple de sus plantas presentará una cámara sepulcral precedida de un corredor de acceso, todo cubierto por un túmulo de piedras y tierra.

  • SOPORTES, TÉCNICAS Y TEMAS

Los soportes fundamentales del Arte Megalítico coincidirán con los elementos arquitectónicos que conforman la construcción, básicamente las losas verticales que delimitan el espacio interior; sin embargo, desde una visión más globalizadora, también pueden ser considerados con este calificativo todos los objetos y elementos de índole simbólico que fueron depositados junto a los cadáveres o encerrados entre esas “cuatro” paredes o fuera de ellas pero vinculadas con el monumento.

Se viene aceptando que los megalitos que disfrutan de decoración corresponden con aquellas grandes construcciones en las que se tuvo que invertir un mayor esfuerzo social cuando fueron levantadas. El apartado técnico está repartido entre distintas modalidades de grabados y la pintura de coloración roja y negra, a veces sobre fondo blanco. En ocasiones, tanto la pintura como el grabado están asociados para diseñar la decoración en cuestión, pero asimismo debemos mencionar que en este ambiente de arte funerario se cuenta igualmente con algunos ejemplos de bajorrelieves.

Grabados rupestres en el dolmen de Cubillejo, monumento funerario prehistórico de tipo corredor, con 5.000 años de antigüedad, excavado en 1970. Consta de una cámara circular y un pasillo de diez metros de largo. Está situado entre las sierra de la Demanda, al norte, y la de Las Mamblas, hacia el sur (Cubillejo de Lara, Burgos).

En cuanto a los temas desarrollados en esos espacios fúnebres, casi todos los motivos tratados encuentran su correlación formal con los sistematizados para la Pintura Esquemática, aunque tal vez el presumible destino último de las obras plásticas y su funcionalidad entroncada con el universo ideológico que rodearía al mundo de los muertos provoca, en general, que la temática sea mucho más restrictiva que la expresada en los abrigos y cuevas.

Pintura roja y puntos negros sobre fondo blanco (Dombate, La Coruña).

De cualquier modo, podemos afirmar que una de las características básicas del Arte Megalítico es el predominio cuantitativo de las formas geométricas frente a aquellas que pueden ser reconocidas o “claramente” identificables, como serían las figuras humanas y los animales; esas formas geométricas suelen cubrir la superficie disponible del orostato, repitiendo el mismo o parecido motivo por toda la pared. Pero en contadas ocasiones surgen conjuntos menos monótonos y hasta incluso es factible hablar de escenas.

  • CRONOLOGÍA E INTERPRETACIÓN

En relación a la cronología de estas manifestaciones artísticas, parece claro que, en función de los soportes utilizados, abarcarían un espectro temporal acotado entre la fecha de la construcción del edificio hasta la actualidad. Esto ayuda a establecer comparaciones con otras versiones figurativas prehistóricas sincrónicas.

En otro orden de cosas, es conveniente tener en cuenta que la propia construcción megalítica monumental, y el ritual de enterramiento colectivo, desarrollada entre el Neolítico Avanzado y Calcolítico, mantiene de manera intrínseca unos valores que podemos resumir en su carácter delimitador del territorio, como montaña artificial producida por el túmulo, fenómeno necesario y consecuencia de la extensión de la agricultura que lleva consigo la apropiación de la tierra y el sentido del control del territorio, de modo que la tumba donde están los antepasados que han trabajado esa tierra permite legitimar la propiedad y el uso de la misma para sus descendientes.

Los rituales de enterramiento deducidos de los registros arqueológicos y su interpretación plantean ciertas actividades “comunales” en el exterior del monumento y el acceso al interior de unos pocos, quienes arrinconarían los restos humanos preexistentes para depositar al nuevo difunto junto con su ajuar funerario.

Quedaría suficientemente explicitado que tanto el arte parietal que acoge el interior de las tumbas como las “ofrendas” mobiliares abandonadas en ellas expresarían un sentido relacionado, de una u otra manera, con la muerte.

Los estudios de Bueno y Balbín profundizan aún un poco más en el universo simbólico. Según estos autores, en el arte contenido en los megalitos se constatan tres temas básicos tremendamente recurrentes:

  1. Antropomorfo – Presentan una acusada variabilidad morfológica que a veces no tiene parangón con el resto de las figuras humanas esquemáticas normalizadas y plasmadas en otros soportes, siendo sus combinaciones más usuales con otros temas las siguientes: antropomorfo-cazoleta, antropomorfo-serpentiforme, antropomorfo-cuadrúpedos y antropomorfo-armas. Las figuras humanas sobre losas verticales suelen aparecer en el lugar prioritario de la cámara y cuando son esculturas o estelas se colocan en la entrada tanto de la cámara como del corredor, además de actuar como hitos exteriores que presiden la necrópolis.
  2. Serpentiforme – Directamente se interpreta como serpiente. Su enorme presencia en la iconografía megalítica evidenciaría una fuerte connotación funeraria y cabría ponerla en relación con una mitología de renovación entre vida-muerte o de la fertilidad de la tierra; es decir, renovación de la tierra producida por la agricultura. Puede también asumir un sentido protector de la propia tumba y de los sujetos depositados en ella.
  3. Cazoletas – Son asimiladas a los diseños de estelas o solares, puesto que en varios sepulcros los “rayos” que identifican a esos motivos parten de cazoletas o cúpulas, en ocasiones coloreadas internamente de rojo.

Esos elementos decorativos manifiestan un código funerario, el código se transporta a las losas verticales justo en el momento se su construcción, ya que las asociaciones temáticas y su ubicación en el espacio interno así lo confirman. Esa distribución iconográfica posee un sentido simbólico, sujeta a un eje que determina una línea fuera-dentro y jerarquizado en el espacio funerario. En esencia, la codificación supone que los antropomorfos ocupan la pared frontal de fondo de la cámara y los demás motivos se reparten por el resto del lugar.

Menhir de Navalcán (Toledo, España).

Pero estos autores entienden que el Arte Megalítico presenta dos versiones en función de su localización: una externa y otra interna. La modalidad interna o grafías intra mantendrían un componente oculto al no poder ser visto habitualmente por el común de los mortales. Las grafías extra o modalidad externa tomarían un carácter público dada su posibilidad de ser contempladas por muchos miembros de la comunidad.

Las imágenes demarcan el territorio, los espacios por donde la gente transita son marcados por los distintos tipos de motivos, los cuales lógicamente serían reconocidos por todos los individuos de esa sociedad.

MÁS EXPRESIONES ESQUEMÁTICAS

  • ESQUEMÁTICO NEGRO SUBTERRÁNEO

El término Esquemático Negro Subterráneo es totalmente convencional, aunque describe de manera fehaciente las peculiaridades de la variante artística que vamos a comentar. En un primer estadio de aproximación sería lícito asimilarlo al complejo de cavidades adscritas al Esquemático-Abstracto, sobre todo a tenor de su ubicación en grutas, probable funcionalidad mortuoria y técnica de trazos carbonosos negros. Sin embargo, una serie de razones hacen que convenga desestimar el intento, como es una cronología más reciente de la mayoría de los lienzos subterráneos esquemáticos-abstractos así como las nítidas diferencias en el orden temático entre los motivos negro-subterráneos y esquemáticos-abstractos.

Las estaciones reconocidas en la actualidad quedan limitadas a unas pocas cavidades en Andalucía en las localidades de Granada, Córdoba y Málaga. Destacan la Cueva del Agua (iznalloz), Cueva de la Murcielaguina (Priego de Córdoba), Cueva de Nerja (Málaga) y La Pileta de Benajoán (Málaga).

En La Pileta es donde el Esquemático Negro Subterráneo explaya toda su capacidad figurativa, de tal modo que no tiene parangón con ninguna de las cavidades conocidas hasta nuestros días; sus lienzos recorren más de 300 metros de galerías superiores y otro centenar más por tramos inferiores.

Cueva de la Pileta (Benaoján, Málaga).

Las figuras del negro-subterráneo no se ciñen sólo a las paredes sino que invaden todas las superficies y relieves que configuran el paisaje. En el aspecto técnico todas las figuras reflejan una acusada homogeneidad, fruto de haber sido trazadas probablemente con un tizón de madera quemada, lo cual dota a los motivos de una coloración muy densa y de textura grasienta.

Como se ve, a pesar de compartir ciertos rasgos con el horizonte esquemático pintado el Negro Subterráneo diverge considerablemente de aquél en cuanto a técnica, soporte, extensión de las composiciones y elaboración de temas hasta ahora poco o nada documentados.

  • ESQUEMÁTICO-ABSTRACTO

Bajo este epígrafe agrupamos varias decenas de yacimientos, la mayoría bastante dispares entre sí, pero que pueden ser encasillados en un único bloque atendiendo a ciertos caracteres comunes.

Los motivos artísticos fueron confeccionados sobre todo por medio de sistemas sustractivos, entre los que destacan los grabados de sección en V, en U y hasta piqueteados. En otras cavidades usaron los colorantes negros para la producción gráfica rupestre, habiendo incluso otras cuevas en las que conviven ambos procedimientos de pinturas y grabados.

Desde una perspectiva temática, algunos de los arquetipos plasmados pueden cotejarse con temas registrados a través de la Pintura Esquemática Típica, más que nada los antropomorfos y cuadrúpedos, pero sin embargo la gran mayoría de ellos obedecen al universo geométrico o abstracto: zigzags, ángulos, retículas… por ello resulta muy difícil establecer una tabla de diseños normalizados que englobe todas las posibilidades plásticas y en la actualidad prácticamente cada cavidad disfruta de un análisis tipológico o morfológico.

Grabados de Cueva Maja (Muriel de la Fuente, Soria).

Hoy por hoy, la distribución geográfica de las cavidades que mantienen esta clase de expresiones parietales queda restringida a las áreas castellano-leonesa y cantábrica, en particular en Segovia, Soria, Burgos, Álava, Vizcaya, Navarra y Cantabria.

Un número apreciable de cavidades conservan aparte de los paneles pintados-grabados evidencias de inhumaciones humanas, acompañadas a veces de artefactos a modo de ajuar y otros vestigios que inducen a pensar que en las profundidades cársticas se llevaron a cabo distintas actividades de índole cultural. La mayor parte de los autores tienden a poner en relación directa los hallazgos materiales con las expresiones parietales, de ahí que su interpretación adquiera siempre un cariz funerario.

  • GRUPOS DE GRABADOS AL AIRE LIBRE

Vamos a considerar en este último epígrafe aquellos esquemas grabados que permanecen a la intemperie y cuyos autores fueron sin ningún género de dudas gentes de épocas prehistóricas. Sobre todo nos detendremos en los conjuntos de Petroglifos Gallegos y Grupo del Tajo.

Los Petroglifos Gallegos también recibes otros nombres y son un conjunto de grabados muy uniformes en cuanto a técnica, estilo, temática y localización. Los soportes más corrientes usados para la plasmación son los afloramientos graníticos, que tachonan el paisaje a modo de abultamientos de rocas, dejando por lo común superficies abombadas sobre las que se graba. Esta característica de las superficies impide obtener lienzos verticales y por eso habitualmente los emplazamientos artísticos aparecen den disposición horizontal, de ahí el término de “Santuarios Horizontales”.

Pedra da Boullosa (Boullosa, Baltar).

Respecto a la técnica, parece que la propia morfología y litología del soporte forzó el uso del grabado, el cual casi siempre adquiere la modalidad de piqueteado, aunque a veces tenemos hasta bajorrelieves. A nivel temático el repertorio no es muy variado, percibiéndose usualmente un ambiente que nada tiene que ver con lo figurativo. Se suelen distinguir dos grupos: motivos geométricos y naturalistas.

En cuanto a los aspectos interpretativos, desde la Arqueología del Paisaje el estudio de varios conjuntos ha desembocado en conclusiones relevantes. Bradley, Criado y Fábrega detectaron que la situación de los distintos tipos de petroglifos estaba en estrecha relación con la ubicación de los recursos de la zona, luego las grafías señalan el acceso a recursos particulares insertos en un sistema subsistencial en cierta medida itinerante. Villoch ha completado el panorama al demostrar la intervisibilidad de los lugares con cazoletas y los túmulos.

El Grupo de grabados del Tajo-Guadiana siempre ha sido entendido como un ciclo u horizonte artístico muy original, en el que las composiciones están presididas por las figuras geométricas y una escasa presencia de imágenes humanas, las cuales suelen ir acompañadas de diseños zoomorfos. Estas figuras pueden estar realizadas siguiendo diversas preferencias estilísticas. Podemos distinguir los siguientes motivos concretos:

  1. Antropomorfos
  2. Zoomorfos
  3. Esteliformes
  4. Imágenes con base circular – Serían toda una serie de motivos cuyo elemento fundamental es una figura geométrica curva así como círculos simples o complejos.
  5. Otros – Representaciones minoritarias y poco significativas.

Todas estas imágenes surgen en el mismo cauce de los ríos citados y están fabricadas con técnicas de piqueteado, sobre peñas o plataformas horizontales.

BIBLIOGRAFÍA

SANCHIDRIÁN, J.L. (2012): Manual de arte prehistórico. Ed. Planeta S.A., Barcelona. pp. 439-513.

Nociones, principios y conceptos fundamentales sobre el Arte prehistórico

LOS AVANCES EN LA INVESTIGACIÓN DEL ARTE PREHISTÓRICO Y SUS PROTAGONISTAS

La valoración y el estudio del Arte Prehistórico se desarrollan sobre todo en el siglo XX, aunque es en la segunda mitad del siglo XIX cuando se inician sus principios básicos.

  • Primeros datos.

Tradicionalmente se ha venido aceptando que las primeras notas sobre arte rupestre paleolítico corresponden a F. De Belleforest, autor que en 1575 edita una obra titulada Cosmonogía Universal, donde hace referencia a la cueva de Rouffignac. Pero Belleforest sólo habla de las magnitudes de la caverna y no de las evidencias rupestres, por lo que no podemos emplear esta información.

Lope de Vega, en Las Batuecas del Duque de Alba (1597) hace referencia a las casas trogloditas de Las Batuecas, pero ocurre como con el ejemplo anterior, no es un dato válido.

Peña Escrita (Fuencaliente, Ciudad Real).

Hasta el siglo XVIII no obtenemos el primer dato historiográfico válido con Fernando José López de Cárdenas, el cura de Montoro, el cual en 1783 descubre y copia los pictogramas de Peña Escrita, interpretándolos como inscripciones fenicias, egipcias o púnicas.

  • Siglo XIX: batalla por la autenticidad.

A pesar de los estudios de López de Cárdenas, el comienzo oficial de los mismos se inicia en la segunda mitad del siglo XIX. La primera pieza de arte paleolítico descubierta corresponde a un bastón perforado con la representación muy parca de una probable ave, en la cueva suiza de Veyrier por F. Mayor.

Este fenómeno da lugar a un ansia coleccionista de conseguir objetos similares y se inicia así un expolio descontrolado en numerosos yacimientos. Entre 1860 y 1870 asistimos al saqueo y extracción de arte mobiliar en cuevas francesas. Pero también se comienza  enfocar el tema con mayor precisión científica.

El hito historiográfico fundamental acontece en 1868 con la publicación del libro Antigüedades prehistóricas de Andalucía de Manuel de Gógnora y Martínez, quien da a conocer un nuevo yacimiento: la Cueva de los Letreros en Almería.

Los Letreros (Vélez-Blanco, Almería).

En 1878 tiene lugar otro hecho memorable, la localización de unos grabados representando animales en las paredes de Cueva Chabot, aunque en la época no se tuvieron en cuenta.

Marcelino Sanz de Sautuola.

En 1879 se produce el verdadero descubrimiento científico del arte rupestre paleolítico, descubrimiento que provocó fuertes enfrentamientos académicos pero que sirvió también para abrir nuevas vías de investigación. Marcelino Sanz de Sautuola excavaba en la cueva de Altamira. Un día, su hija descubre por accidente el Panel de los Polícromos, comenzando así una agria polémica científica. Sanz de Sautuola publicó los vestigios materiales de Altamira junto a una reproducción de obras rupestres, afirmando que eran contemporáneas a los objetos de piedra y hueso de sus excavaciones. Pero los maestros franceses de la Prehistoria, en un acto chovinista, no aceptaron la autenticidad de los bisontes de Altamira, acusando al investigador español de falsificador y desprestigiándolo, muriendo al poco tiempo sin tener su trabajo reconocido. Sautuola tuvo mala suerte al toparse con Altamira ya que la cueva conserva un arte excepcional que no es representativo del arte rupestre paleolítico.

Altamira (Santillana del Mar).

En 1883 H. Breuil entra en escena con descubrimientos de arte rupestre paleolítico en Figuier, La Mouthe y Pair-non-Pair, verificándose la representación de animales. En 1902 se celebre un congreso donde Breuil aprovecha para presentar sus descubrimientos y los argumentos que confirman la autenticidad del arte de la cueva de Altamira.

  • Primera mitad del siglo XX: el “reinado” de Breuil.

El interés por la investigación prehistórica se desplaza del foco tradicional franco-cantábrico a otras regiones peninsulares. Cabré Aguiló descubre sobre las paredes de un abrigo rocoso de Calapatá varios ciervos naturalistas pintados, contactando con un nuevo tipo de arte rupestre: el Arte Levantino.

Calapatá (Cretas, Teruel).

Entre 1909 y 1914 tiene lugar un fuerte impulso en la investigación del arte prehistórico. En esta época se descubre algo inusual en el arte paleolítico: los famosos bisontes modelados en arcilla de la cueva de Tuc-d’Audoubert.

Se comienza a investigar en el extremo opuesto, en Andalucía, descubriéndose la cueva de La Pileta en Málaga. J. Cabré y Hernández Pacheco publican otros conjuntos de arte rupestre en Andalucía. Además, Breuil no retira sus ojos de la zona, a pesar de la lejanía y encuentra dos estaciones más de arte rupestre paleolítico: Doña Trinidad de Ardales y La Cala.

El periodo de entreguerras está marcado por una avalancha de descubrimientos, excavaciones, investigaciones y publicaciones. Asistimos a un par de hitos historiográficos: J. Cabré publica las cuevas de Los Casares y La Hoz en 1934, y L. Pericot excava la cueva de Parpalló en Valencia entre 1929 y 1931. Durante la Guerra Civil y la Segunda Guerra Mundial las investigaciones sufrieron un notable freno.

  • Segunda mitad del siglo XX: crisis de los paradigmas breuilianos.

La publicación del arte de Parpalló ponía en evidencia la existencia en el Mediterráneo español de una fuerte tradición artística del Paleolítico superior. Entre 1945 y 1960 se suceden, sin interrupción, descubrimientos y estudios tanto en Francia como en España, gracias a la incorporación de una nueva generación de prehistoriadores. Es la década de los sesenta la que ve renovar los fundamentos metodológicos y teóricos del arte prehistórico, además de un aumento de las áreas exploradas.

En los últimos treinta años se ha propiciado notablemente el desarrollo de la disciplina. Estamos viviendo una etapa de renovación, con descubrimientos sorprendentes y la aplicación de nuevas teorías, métodos y técnicas que cimientan corrientes interpretativas.

LOS ORÍGENES DEL ARTE

El registro arqueológico de las sociedades prehistóricas nos pone de manifiesto parte de la cultura material de aquellas gentes. La cuestión está en discernir cuáles de esos objetos exhumados o grafías merecen el calificativo de artístico.

Se viene aceptando que un documento histórico posee una cualidad artística cuando es original y fue pensado-realizado para transmitir o comunicar alguna cosa visualmente, que pueda representar un trasfondo simbólico y que no demuestre un destino eminentemente utilitario. El arte o la producción de imágenes lleva consigo un componente comunicativo, expresa algo. Varios investigadores prefieren definir los primeros vestigios artísticos de los humanos con minúsculas o llamarlos pre-arte ya que bastantes de las representaciones primigenias sólo son marcas o imágenes, aunque no es algo que se dé siempre.

Bednarik y Lorblanchet han establecido la relación de ítems del registro arqueológico que permiten deducir las primeras expresiones artísticas. Estos indicios se ordenan según los grados de expresividad:

  • Huesos y piedras con incisiones – Las piezas de mayor antigüedad proceden del paleolítico medio y de contextos tecnoindustriales achelenses. Se ha encontrado también una protoescultura que no es más que un trozo de tufo volcánico con entalladuras naturales que simula un torso femenino, el cual se alteró de manera artificial por medio de varias incisiones para aumentar la definición de la figurilla.En la primera mitad del paleolítico superior aparecen otra serie de vestigios con elementos incisos. Los presumibles motivos plasmados sobre soportes óseos y pétreos por parte de los erectus y los neandertales no están normalizados ni se repiten, siempre surge la duda respecto a un origen natural ya que en el caso de los huesos pueden ser huellas de descarnado producidas por los útiles de sílex durante las actividades cotidianas, mordeduras de carnívoros y roedores… y en el caso de las piedras simples trazas de corte. Así pues, tendremos que asumir que las primeras manifestaciones gráficas fueron abstractas y no figurativas, preguntándonos seguidamente sobre lo que querían transmitir. Sabemos que algunos erectus recogieron y guardaron fósiles, piedras raras y cristales de cuarzo, lo cual indica un cierto grado de curiosidad o coleccionismo.
  • Objetos perforados – Los elementos perforados permiten suponer su función como colgantes pudiendo su portador expresar de alguna manera la distinción individual en relación al grupo o la integración social a ese colectivo. El número total de artefactos perforados es muy reducido en el paleolítico medio como para considerarlo definitivo de un universo cultural. En los ejemplares de mayor antigüedad, los orificios presentan un origen casual o natural.
  • Colorantes – Los depósitos de sustancias colorantes pueden implicar el conocmiento y la distinción del color. Los ocres son conocidos y utilizados desde el paleolítico medio. El problema está en averiguar si la función de esos colorantes fue estética o utilitaria.
  • Enterramientos – Las primeras evidencias surgen en los albores del paleolítico superior, es decir, en el panorama neandertal, pudiendo afirmar que los homínidos anteriores no llevaban a cabo este tipo de prácticas. La mayoría de enterramientos neandertales fueron excavados de antiguo y hoy está muy cuestionada su interpretación. El hecho de la deposición del difunto en una fosa puede adquirir un carácter más higiénico que ideológico, y las probables ofrendas-ajuares pudieron entrar en contacto con los cuerpos como consecuencia de la remonición de los estratos inferiores, aunque tenemos ejemplo de ofrendas que permanecen incuestionables.
  • Canibalismo – Tradicionalmente puesta en relación con el mundo simbólico o metafísico de las antiguas poblaciones. Se detectan en las porciones esqueléticas del homo antecessor de Atapuerca. El canibalismo ritual está muy debatido y denostado, lo que sí resulta evidente es que determinados sujetos comieron hombres, aunque desconocemos las causas exactas de ese comportamiento.
  • Zoolatría – Otro indicio de preocupaciones metafísicas de los neandertales. El conocido culto al oso: fosas o pequeños hitos con piedras cubriendo así los restos esqueléticos de úrsidos, pero nos topamos con imprecisiones y técnicas de excavación deficientes.
  • Dataciones – A veces hay evidencias de dataciones numéricas obtenidas en las mismas manifestaciones artísticas, que atestiguan la relativa antigüedad de la creación figurativa y la universalización del fenómeno.

La creación artística al final del Paleolítico no es una circunstancia exclusivamente europea, sino que se extendió por todo el mundo, siempre en fechas acordes con la “colonización” de esos territorios por parte del Homo sapiens sapiens. Podemos confirmar que el auténtico creador del arte es el Homo sapiens sapiens, lo cual nos llega de orgullo en cuanto a que es nuestra propia especie la protagonista de tan trascendente hecho. No sabemos a ciencia cierta si los neandertales tenían la capacidad de hacer arte y no la usaron, o simplemente ha desaparecido a causa del empleo de materiales perecederos.

Sea como fuere, el paradigma actual verifica que es el Homo sapiens sapiens quien trae la revolución a Europa, con una tecnología laminar para la talla de sílex, con lo que consigue rentabilizar la materia prima, y útiles normalizados secundarios para fabricar otros útiles, instrumentos y puntas de proyectil en hueso. La explosión creativa ocurre en el tránsito del Paleolítico Medio al Superior, con la expansión de los sapiens sapiens. La causa vendría dada por un incremento demográfico de los sapiens sapiens que necesitaron ampliar sus áreas de aprovechamiento.

SISTEMAS DE DATACIÓN DEL ARTE RUPESTRE

El arte rupestre o parietal permanece totalmente aislado de cualquier contexto arqueológico al estar colocado sobre las superficies rocosas. Debido a esto, la datación de las manifestaciones parietales resulta problemática en general. Podemos formular una subdivisión básica en razón de los procedimientos indirectos o directos. Los sistemas indirectos reúnen un fuerte componente de incertidumbre mientras que los directos ofrecen fechas a partir del tratamiento de los propios pigmentos o elementos asociados.

  • Dataciones indirectas 

Datación estratigráfica por cubrición – Depende en cierta medida de la casualidad: que estratos arqueológicos hayan cubierto a través de los procesos sedimentarios total o parcialmente un motivo artístico grabado o pintado en un lienzo rocoso. Estos hallazgos solo marcan una fechas “antes que”, sirviéndonos como orientación cronológica, aunque no está exento de problemática.

Datación estratigráfica por desprendimiento – Situación similar a la anterior en cuanto a lo circunstancial. Hay veces en las que de los lienzos o bóvedas que han estado decoradas se desprenden bloques o lajas y caen al piso inferior incorporándose a él.

Restos del contexto arqueológico artístico – Se trataría de interrelacionar las representaciones rupestres con aquellos vestigios localizados en sus proximidades y que podrían obedecer a las tareas efectuadas en el interior de la cueva.

Análisis morfológico comparado – Es uno de los sistemas más utilizados desde el principio de la investigación sobre el arte rupestre y dio lugar a los grandes esquemas cronoestilísticos clásicos relativos al arte paleolítico. Consiste en comparar los caracteres formales de obras muebles bien datadas, por proceder de un nivel arqueológico preciso, con los mismos elementos de las representaciones parietales.

Superposiciones técnicas – Cuando un mismo lienzo rocoso ha sido reutilizado por distintas sociedades como soporte artístico, o por una sola cubriendo el espacio con una amplia composición. El problema radicar en saber con exactitud el tiempo que media entre los dos motivos que se topan.

Análisis de pigmentos y recetas – Consiste en la determinación físico-química de los pigmentos y sus componentes, analizando las proporciones de las sustancias mezcladas y desvelando las recetas de los colorantes.

Marco tecnoestilístico – Era prácticamente la única fuente disponible para encuadrar las manifestaciones parietales. Se parte del auxilio de determinadas superposiciones y del presupuesto de que un ciclo artístico pasa por distintas fases de progresión estética, dentro del esquema global de lo simple a lo más complejo.

  • Dataciones directas

AMS – Es el método que está revolucionando la visión diacrónica del arte rupestre y mueble. El desarrollo del carbono 14 por acelerador (AMS) precisa de porciones mínimas, en orden de miligramos, para obtener una datación fiel. Es efectivo en pinturas de origen orgánico.

Datación de las concreciones de calcita – Cuando un motivo artístico, grabado o pintado, se hallaba cubierto por una película de concreción era interpretado como síntoma de autenticidad o antigüedad. Hoy sabemos que en zonas meridionales de Europa los procesos litoquímicos pueden ser muy rápidos. Estos depósitos de carbonato cálcico permiten su datación por medio de los isótopos de la serie del uranio.

Datación de microorganismos fosilizados – Es un método utilizado más que nada en grabados al aire libre. En las incisiones que permanecen a la interperie se pueden acumular por sedimentación una serie de elementos orgánicos del ambiente susceptibles de ser datados por AMS.

Datación de los barnices rocosos – Los soportes rocosos expuestos a las inclemencias se descomponen y forman un barniz casi siempre de óxidos de hierro y manganeso que ocasionalmente cubre los grabados y se puede datar por AMS.

BIBLIOGRAFÍA

SANCHIDRIÁN, J.L. (2012): Manual de arte prehistórico. Ed. Planeta S.A., Barcelona. pp. 11-49.